martes, 9 de junio de 2009

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especies en peligro





Especies en peligro de extinción de México
Costa Rica cuenta con aproximadamente el 25% de su territorio protegido en áreas de conservación, las cuales a su ves se componen de Parques Nacionales, Reservas Biológicas y otras categorías de manejo. Esto hace un atractivo enorme para los turistas que escogen a Costa Rica como su destino turístico para pasar sus vacaciones.
Uno de los atractivos más grandes al venir de vacaciones al país y visitar algún Parque Nacional o Reserva es poder admirar aún muchas de las especies en vías de extinción que tiene el país; de hecho de no ser por la protección, esas especies ya hubieran desaparecido.
Los Parques Nacionales más visitados por el turismo son: Corcovado en la Península de Osa, lugar que fue descrito por el National Geographic como el lugar más biológicamente activo del planeta, los Volcanes Poás y Arenal, los Parques de Guanacaste y Manuel Antonio con sus exuberantes playas.
En lugares aledaños como Quepos, Puerto Jiménez, Carate, Alajuela, Liberia, Guanacaste, o en algunos casos el propio parque, hay alojamiento en hoteles y albergues (lodges), cuyas tarifas se acomodan al presupuesto de cualquier turista.
El turista encontrará aventura en cada lugar de los vastos bosques lluviosos (rain forest) o bosques nubosos (cloud forest) como el de Monteverde, donde podrá tener la aventura de un "Canopy Tour", disfrutar de la fauna o hasta observar volcanes activos como el Arenal, uno de los más visitados por el turismo en la Fortuna de San Carlos.
Así que con un poco de suerte se podrán admirar algunas especies como el Quetzal, el Mono Araña, el Tapir, el Saino o incluso el Jaguar y también se podrán pasar unas increibles vaciones, difrutando de la naturaleza, algo en lo que costa Rica es muy especial...
La
biodiversidad con que cuenta nuestro planeta está constantemente amenazada por diferentes factores que destruyen, fragmentan o degradan sus hábitats. Esto amenaza las distintas especies habitantes del planeta.
Los científicos consideran que existen dos categorías amplias de procesos que afectan la dinámica de las poblaciones y que brindan los mecanismos fundamentales para la extinción de especies:
Los Procesos Determinísticos(Relación causa-efecto)
En este grupo se encuentran las glaciaciones, que afectan a todos los organismos que no toleran las bajas temperaturas y la intervención directa del ser humano sobre el ambiente.
Se refleja en contaminación de ríos, aire o suelo, en la destrucción de hábitats por causa de la deforestación o de las quemas.
Los Procesos Estocásticos, como
La incertidumbre demográfica (resultado de eventos imprevisibles en la sobrevivencia y reproducción de los individuos).
La incertidumbre ambiental (causada por cambios impredecibles en el clima, en el suministro de alimentos, por enfermedades, en las poblaciones de competidores, depredadores y parásitos).
Incertidumbre genética (cambios en las características genéticas de las especies, como por ejemplo las mutaciones).
Catástrofes naturales (inundaciones, terremotos, huracanes, etc.)
Además, intervienen en esta amenaza:
La cacería deportiva o la comercial sin regulaciones legales que las controlen y que reducen peligrosamente el tamaño de las poblaciones silvestres.
El control de depredadores y plagas que alteran el balance de las poblaciones, por la relación que existe en los ecosistemas.
La extracción de especies para mantenerlas como mascotas (iguanas, monos, boas, ardillas, etc.) o bien plantas silvestres para ornato o para vender a coleccionistas, que contribuyen con la extinción de las especies.
La introducción de especies de otro país que puede destruir las especies nativas. Estas nuevas especies compiten por hábitat, alimento y pueden introducir sustancias tóxicas para las especies propias.
¿Por qué es tan importante proteger la biodiversidad?
Por la alimentación de la humanidad. La mayor parte de las plantas que suministran un 90% de la alimentación mundial, fueron obtenidas de plantas silvestres de los trópicos.
Un 75% de la población mundial depende de plantas o extractos de ellas como fuentes medicinales.
Cada especie participa en relaciones que mantienen el equilibrio ecológico. Produce alimento, recicla nutrientes, controla el crecimiento de las poblaciones de plagas, ayuda a regular las reservas de agua, mantiene el ciclo del oxígeno y el del CO2, limpia contaminantes, etc.
Su aporte no es solo estético. Si anulamos la vida de otras formas de vida distintas a la nuestra, anulamos la posibilidad de existir como especie humana en el planeta.
Clasificación
En sus 4600 millones de años de existencia, el planeta Tierra ha sufrido cambios en su forma y su clima, que han afectado las especies.
Con los cambios de temperatura las plantas y animales sucumben conforme a sus niveles de tolerancia a la lluvia, la luz solar y otros factores que influyen en su sobrevivencia.
La extinción de especies es un proceso natural que ocurre en un período de tiempo suficientemente amplio, que permite la producción de brotes o radiaciones, que aumentan la biodiversidad.
De manera opuesta, los estudios demuestran que por causa de la acción del ser humano desaparecen muchas especies en un corto tiempo de la historia.
Este es un tema de actualidad que las personas analizan desde distintos puntos de vista: hay quienes se preocupan por la pérdida de recursos que generan dinero; otros piensan en la necesidad de buscar nuevos medicamentos y alimentos para abastecer a una población en crecimiento con gran demanda de necesidades. Y hay un sector pequeño que se preocupa por la extinción de las especies que permiten mantener el balance sobre el planeta.
Una especie en peligro de extinción es aquella que cuenta con tan pocos individuos sobrevivientes que podría desaparecer del todo en la mayoría de los lugares que habita. Esto sucede cuando todos sus miembros mueren sin dejar descendientes.
También puede presentarse lo que se conoce como seudoextinción (seudo significa falsa), que ocurre cuando la especie por evolución, da origen a otros linajes genéticamente distintos, más adaptados a nuevas condiciones ambientales.
Por el contrario, una especie amenazada es aquella que aún es abundante en su ambiente natural, pero que si su número disminuye es posible que lleguen a estar en peligro de extinción.
Características de las especies susceptibles de extinción
Bajo nivel de reproducción que impide la recuperación rápida de sus poblaciones.
Hábitos de alimentación especializados. Si se elimina su única fuente de alimento, la especie desaparece. Los colibríes son un ejemplo de alimentación especializada. Ellos han evolucionado conjuntamente con la planta de donde extraen su alimento.
Especies de gran tamaño que requieren grandes cantidades de alimento y de áreas amplias. Por ejemplo: felinos, elefantes, ballenas, etc.
Hábitat de reproducción o de anidamiento especializado. La lapa verde requiere especialmente de árboles de almendro para anidar y estos deben tener un diseño especial que identifica el ave, por ejemplo, la existencia de un hueco en su tronco.
Especies endémicas (que sólo habitan en un lugar específico). Por ejemplo, el sapo dorado, que vive sólo en Monteverde de Puntarenas.
Especies con patrones de migración fijos, como los halcones y águilas que migran anualmente de Norte a Sur para evitar el frío invierno.
Felinos que salen de las áreas protegidas en busca de alimento, atacando al ganado, cultivos o personas.
Comportamiento que los acerca a lugares peligrosos como carreteras o fábricas. En la carretera que atraviesa el Parque Nacional Braulio Carrillo es común observar animales muertos que continúan usando esa zona de forma natural.
En Costa Rica, se reconocen 235 especies de fauna silvestre en peligro de extinción y amenazadas, cuya distribución es: 87 aves, 84 anfibios, 35 reptiles, 28 mamíferos y 1 pez.
Además se reportan 1300 especies de plantas amenazadas, aproximadamente un 10% del total de las 13.020 descritas.
Esta lista se fundamenta en los pocos datos que se tienen sobre las poblaciones de fauna y flora del país.
¿Que se hace para evitar su extinción?
Desde el año 1066, en la elaboración de la Ley de la gente y para la gente, por parte del Duque de Francia, se menciona la vida silvestre como propiedad de todo el pueblo y no de los dueños o propietarios de las tierras.
De manera que cuando se creó la Ley de Conservación de la Vida Silvestre, se declaró a la fauna silvestre de dominio público, formando parte del patrimonio natural del estado y a la flora silvestre, de interés público. Con esto se hace hincapié que la biodiversidad es de todos, por lo que debemos velar por su protección y conservación en forma sostenible para las presentes y futuras generaciones.
La Vida Silvestre de nuestro país pasa por un momento difícil. Se ve afectada y reducida principalmente por un uso inadecuado de los recursos y al tráfico ilegal de especímenes, productos y subproductos. Esto trae como consecuencia la consiguiente pérdida de hábitat, lo que reduce la capacidad de reproducción y de alimentación. Las especies de fauna y flora silvestres fueron en el pasado fuente importante de alimentación, asi como su uso en ia medicina tradicional. Muchas de ellas hoy sobreviven con poblaciones reducidas o están en peligro de desaparecer.
Por eso es importante, la conservación como soporte fundamental sobre el que se sustenta la posibilidad de alcanzar un adecuado manejo de las especies de fauna y flora silvestre.
Al hacerlo puede asegurarse que este importante recurso natural permanecerá en el tiempo y servirá para la mantención de las comunidades rurales.
Actualmente en Costa Rica se realizan estudios sobre los estados poblacionales de algunas especies en peligro de extinción. Con el respaldo de estudios de población, hábitos alimenticios y su comportamiento, las universidades por medio de centros de rescate han desarrollado un proceso de reintroducción de especies en peligro de extinción. Así, tenemos el caso de PROFELIS, con felinos menores y la Fundación Pro iguana verde con la lapa roja. Para situaciones como de las iguanas y las tortugas se utilizan viveros.
A lo anterior, se suman otras acciones para conservar y proteger las especies silvestres, como la creación de brigadas y grupos ambientalistas en todo el territorio nacional, lo que aumenta la capacidad del estado que junto con la sociedad costarricense velan por la protección de las áreas silvestres protegidas.
A todo esto hay que agregar, la legislación y las políticas aplicadas para tal fin como el reglamento a Ley de Vida Silvestre, el decreto de Veda para la caza y pezca, el decreto de Veda de Especies Maderables, el decreto de Veda del Almendro de Montaña, para la conservación del hábitat de la lapa verde.
Por otra parte, el Sistema Nacional de Areas de Conservación (SINAC) del Ministerio de Ambiente, Energía y Telecomunicaciones (MINAET) tiene en todo el país, oficinas regionales y subregionales donde entre otras cosas, se atienden y tramitan las denuncias sobre la extracción de especies y se realizan decomisos de animales y plantas que han sido ilegalmente extraídos de su medio natural.

Bienvenidos


Bueno como podemos ver les vamos hablar de los animales en peligro de extincion:


En México la caza y la alteración del medio ambiente tienen a muchas especies al borde de su desaparición.
Los elementos que constituyen la biósfera, se dividen en inorgánicos, como la luz, el suelo, el agua, y en orgánicos, que a su vez se dividen en flora y fauna.
En todo ecosistema los animales tanto vertebrados como invertebrados, constituyen un factor importante. Sus relaciones con los demás integrantes del ecosistema, contribuyen a mantener un equilibrio relativo, cuya estabilidad, posible gracias a complicados mecanismos de retroalimentación en cadena, se altera fácilmente cuando se incide en cualquiera de sus eslabones, por más insignificantes que éstos puedan parecer.
Desde sus orígenes, los animales han estado en competencia para sobrevivir. Además, cambios constantes en el medio ambiente han dado como resultado la desaparición de algunas especies y el florecimiento de otras. Estos procesos evolutivos ocurren de manera lenta a lo largo de millones de años, sin embargo, cuando el hombre llegó a escena, hace relativamente poco tiempo, los delicados eslabones faunísticos que habían tenido larga permanencia en la naturaleza, empezaron a romperse y verse alterados.
Desde los tiempos más remotos, el género humano ha hecho uso de la fauna silvestre matando o capturando selectivamente algunas de las especies que la integran, bien para liberarse de especies dañinas (serpientes, roedores etc.), o para utilizar su carne como alimento y sus pieles como vestido.
La extinción de algunos animales o el estado crítico de otros, por acción del hombre ha sido registrada por algunos autores como Heim (1952) que menciona, entre otras especies definitivamente desaparecidas, a la moa (Dinornis ingens) gigantesca avestruz de Nueva Zelanda.
La extinción de la fauna tiene graves repercusiones en los ecosistemas, sobre todo en lo referente a las cadenas tróficas y alimenticias. En la mayoría de los casos, de las especies desaparecidas no se tenía suficiente información acerca de su papel en los diferentes ecosistemas en que participaban.
En nuestro país existen, según la lista de especies en peligro de extinción presentada en la Organización de Estados Americanos (OEA) el 5 de febrero de 1973, cerca de cuarenta especies de vertebrados, tanto terrestres como acuáticos. Por ejemplo, el jaguar (Panthera onca) y el cocodrilo (Crocodylus acutus y C. moreletti), cuyas poblaciones han decrecido debido a la caza de que son objeto para el comercio de sus pieles, el cual, la mayoría de la veces, se realiza en forma ilegal, principalmente en la zona sureste del país.
Otra causa de extinción, es la desaparición o perturbación de los hábitats característicos de las especies, debido a desforestación, establecimiento de cultivos agrícolas, asentamientos humanos, etcétera, con la consecuente alteración del equilibrio ecológico. Tal es el caso del pavón (Oreophasis derbianus) en Chiapas, cuyo hábitat, el bosque nublado, se encuentra ya muy reducido. Esto ha ocasionado que sus poblaciones disminuyan en forma alarmante ya que no se adaptan a zonas alteradas.
La contaminación química es, también, causa de daño a la fauna. Los insecticidas aplicados en los cultivos, a la larga entran a las corrientes de ríos y mares, donde son ingeridos por microorganismos que son comidos por peces y otros animales, y éstos, a su vez, devorados por las aves. En cada paso de esta cadena alimenticia, el insecticida se concentra cada vez más. Tales concentraciones en las aves afectadas hacen que produzcan huevos con cáscaras deficientes en calcio, que el paso de las madres rompe durante la incubación. Como consecuencia de este proceso los pelícanos pardos, los cormoranes y otras aves se han extinguido ya en algunos lugares donde antes predominaban. La contaminación por insecticidas ha llegado incluso a la Antártida y el Artico afectando a pinguinos y osos polares.
Todas estas situaciones se han acentuado en el presente siglo debido a la explosión demográfica humana. Cada día es necesario talar bosques y selvas para satisfacer necesidades de alimento y habitación. Por estas razones es importante elaborar un plan nacional de explotación racional de recursos faunísticos. Dicho proyecto debe tener en cuenta una serie de consideraciones sociales, tales como la agricultura que altera zonas naturales y afecta a la fauna. Pero ¿cómo convencer a esta población de poner fin a la perturbación, cuando todos sus esfuerzos apenas bastan para evitar que se mueran de hambre?. ¿Cómo recomendarles no matar un ocelote cuando la venta de su piel proporciona un cierto ingreso que alivia su ya deteriorada economía?. Es por ello, que los científicos involucrados en la conservación de la fauna no sólo deben ser capaces de proponer medidas de protección sino, también en colaboración con otros especialistas, de presentar alternativas de satisfacción a las necesidades del conjunto social y no solamente del individuo.
Esto nos viene a mostrar de una parte, que en México no se cuenta con el número suficiente de especialistas en las diferentes disciplinas ecológicas, y, de otra, que muchas veces se realizan investigaciones siguiendo modelos extranjeros y no según nuestras necesidades. Es urgente entonces la formación de profesionales conscientes de su participación social como científicos.
Pero la lucha por salvar la fauna silvestre no puede restringirse a los biólogos. Es necesaria la participación de los gobiernos y del pueblo en general, creando una conciencia de responsabilidad hacia las generaciones futuras. Algunas de las especies en peligro de extinción, en México, se consignan en el siguiente listado:
Antilocapra americana
Berrendo
Tapirus bairdii
Tapir
Trichechus manatus
Manatí
Ursus horribilis
Oso gris
Phenicopterus ruber
Flamingo
Falco peregrinus
Halcón peregrino
Harpia harpyja
Aguila arpía
Gopherus flavomarginatus
Tortuga de Mapimí
Eretmochelys imbricata
Tortuga de carey
Algunas de estas especies, como la tortuga de Mapimí y el berrendo, están siendo objeto de estudios para determinar medidas que los proteja. Sin embargo, esta labor apenas comienza y requiere de mayor participación para que los estudios puedan realizarse en el mayor número posible de especies amenazadas.